Una nueva modalidad de fraude ha golpeado el patrimonio de al menos ocho familias en Puebla. Se trata de la familia Díaz Villar —dos hermanos y su madre—, quienes aprovecharon la confianza generada durante años con vecinos y amigos de alto poder adquisitivo para obtener préstamos que en conjunto superan los 5 millones de pesos.
El modus operandi se basa en manipular las emociones. Luis Alberto y Juan Carlos Díaz Villar, junto con su madre, María Díaz del Villar, se acercan a empresarios con quienes mantienen relación desde hace décadas. Les solicitan préstamos ofreciendo como garantía propiedades que no son de su pertenencia, entre ellas naves comerciales y automóviles.
El engaño comienza con cantidades aproximadas de 150 mil pesos, asegurando que se cubrirán tras la supuesta venta de una bodega. Sin embargo, cuando los prestamistas piden la documentación de las propiedades ofrecidas o algún abono, la madre irrumpe en llanto durante las reuniones y afirma, entre sollozos, que el dinero es en realidad para un tratamiento médico.
La escena suele convencer a las víctimas, quienes terminan otorgando un segundo o incluso tercer préstamo, elevando la deuda hasta el millón de pesos. Cada solicitud es acompañada de nuevas lágrimas y más promesas de propiedades como garantía. Ninguna de ellas resulta legítima y, tras un tiempo, los Díaz Villar simplemente dejan de responder llamadas y mensajes.
Las ocho familias afectadas señalan que los defraudadores se ganaron su confianza desde hace más de 20 años, cuando coincidían con ellos en el fraccionamiento Club de Golf Las Fuentes y compartían espacios sociales, académicos o laborales. Esa cercanía fue suficiente para que las víctimas aceptaran entregar fuertes sumas de dinero.
Algunas de las personas perjudicadas ya buscan apoyo legal, mientras otras insisten en recuperar su dinero directamente. No obstante, los señalados han cambiado de domicilio y de círculo social, aunque mantienen la misma estrategia con conocidos de larga data o contactos de estos.
Enfoque México fue contactado por tres de los defraudados, quienes analizan la ruta jurídica a seguir. Sus testimonios fueron compartidos con este medio digital con la intención de alertar a la sociedad y evitar que más familiares o amigos de los Díaz Villar caigan en el mismo fraude.
Además, los casos no solo se repiten en la estructura del engaño, sino en el uso de vehículos supuestamente de su propiedad o bodegas y naves comerciales que no les pertenecen. Juan Carlos y Luis Alberto aseguran que la herencia de su padre es la que les da solidez para cumplir el compromiso financiero.
La parte sustancial del engaño y que preocupa a las víctimas, porque puede inflingir el daño a otros conocidos de los Díaz Villar, es la historia de vida de los defraudadores: por años conocieron a sus víctimas conviviendo en escuelas, negocios o club sociales. El estatus que, por años sostuvieron, les permitió defraudar en confianza y economía a sus amigos y familiares mediante este robo vía préstamos.
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