A lo largo de varias semanas, más de 5 mil vecinas y vecinos de la alcaldía Gustavo A. Madero participaron en los festejos decembrinos impulsados por el diputado federal Emiliano Álvarez, encuentros que transformaron plazas y vialidades en espacios de convivencia y celebración colectiva.
Fueron más de 20 eventos repartidos en distintas colonias del Distrito 1 Federal, donde las familias se dieron tiempo para volver a verse, para detener la rutina y compartir.
Hubo piñatas que estallaron entre aplausos, bailes improvisados, dulces repartidos con generosidad y filas de niñas y niños esperando su turno para tomarse una fotografía con Santa Claus o con El Grinch, en escenas que parecían sacadas de una postal navideña.
Entre los momentos más entrañables destacó un buzón navideño que, silencioso pero lleno de expectativas, recibió decenas de cartas escritas con letra infantil.
Deseos pequeños y grandes que viajaron simbólicamente hacia Santa Claus y los Reyes Magos, recordando que la magia de estas fechas sigue viva cuando se comparte en comunidad.
Las celebraciones recorrieron colonias como Zona Escolar, Lomas de Cuautepec, Tlacaelel, La Pastora, San José Ticomán, La Purísima Ticomán, Palmatitla y muchas más. En todas, el escenario fue similar: calles llenas, familias reunidas y una sensación de cercanía poco común en tiempos dominados por pantallas y prisas.
“Da gusto ver a los niños otra vez en las calles, bailando y conviviendo”, comentó el legislador durante uno de los encuentros, al subrayar la importancia de recuperar las tradiciones y el espacio público como puntos de encuentro.
La historia, sin embargo, aún no termina. Emiliano Álvarez adelantó que los festejos tendrán su gran cierre el próximo 6 de enero, con una celebración del Día de Reyes pensada para las infancias maderenses.
La cita será a las 16:00 horas en el Deportivo Juventino Rosas, donde la lucha libre, las sorpresas y la convivencia familiar marcarán el broche de oro de una temporada que, para más de 5 mil personas, ya dejó huella.
Porque a veces, basta una piñata, una carta escrita con ilusión y una calle llena de vecinos para recordar que las fiestas también se celebran mejor en comunidad.

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